No todo es infidelidad 4

    Hey, ¿qué pasa chiquis?

¿Listas para otra entrega sobre cómo ser una mujer casada y vivir un poquito de acción 

sin perder la decencia y pureza?



Recapitulando de entregas anteriores. ¿Qué está permitido dentro de los márgenes de la fidelidad?

Pues básicamente lamer a un tío de pies a cabeza: 


¡Ohhh síiii!


Mmm, esos pectorales duros. 
Lame tranquila...


Sí, huele el sudor de un macho. 
Sé que te gusta...


Ese chute de testosterona hace que me baje la regla sin tocarme. 


Incluso lame esas axilas de camionero, si es lo que te pone como una perra.
Siempre con la conciencia tranquila. 


Bueno, también puedes hacer esto. 


Cada una con sus gustos. 


¿Lamerle el culo a un extraño?
Sin problema. 


También es permisible tocarle la polla a otro hombre, pero con sus limitaciones. 

Así sería correctísimo: 


Esto sería beatificable, por supuesto. 




Pero, lo sé, queremos ir más allá. Y ahora es cuando la cosa se complica un poco...




Veamos el siguiente caso. La rubia está un poco desbocada. Está claro. No es ser infiel técnicamente, porque el glande no ha penetrado dentro de su boca en su totalidad. Así que estamos lamiendo al límite del reglamento. Ya estamos entrando en una situación polémica 
y habría que consultar el VAR. 



Y bueno, ante la pregunta de si sigues siendo fiel lamiendo, pero no tragando, dos pollas a la vez...


Pues no. Mira a esta criatura...
Una y otra. 



Lamiéndolas un poquito y sin meterse demasiado en la boca. 
Un primor. 




 ¿Y cuatro pollones al mismo tiempo?
Ufff, nena.
¿Qué te digo?



Si lo analizas fríamente, no, no estás haciendo nada ilícito que debas cargar en tu conciencia para nada. O sea. Ya que más da dos pollas o cincuenta...




Ahora bien... Te puede entrar un ataque de pánico por contener demasiado a la puta 
que todas llevamos dentro.


Sé que a veces lengüetear una polla tanto sin poder comértela entera, 
puede crearnos una terrible ansiedad.

Pues tranquilas, nenas, según mis últimas investigaciones se puede mamar pollas lícitamente en determinadas situaciones. 
Sí, sí, lo que estáis oyendo. 
Hasta la garganta enterita. 

¡Jiiiii!

Os pongo en situación. Imaginaros que estáis hablando con vuestro marido por el móvil mientras le laméis a un compañero de trabajo la polla. Nada te impide metértela un poco en la boca. 
No hace falta que le estés describiendo a tu marido con pelos y señales
 lo que estás haciendo, pero has roto el secretismo y eso es ser honesta al 100%.
Cuando mi marido me nota un poco sofocada por teléfono, 
a mí me encanta decirle 
"me estoy comiendo una polla más grande que la tuya". 
Lo digo en tono de broma. 
Así, en realidad, mi marido no sabe si hablo en serio o no, 
pero me otorgo yo misma la licencia de tragarme un rabo sin ser realmente infiel, 
porque no estoy "ocultándole" nada.
¿Me pilláis?


 A ver. Si chupeteas un poco el prepucio como hace esta chica, 
tampoco hace falta presentar el certificado de tu Primera Comunión ante el registro de entrada de La Santa Sede para demostrar tu inmaculada pureza ante Osiris. ¿Me explico?



¿Que tenéis un invitado en casa y le chupas un poco mientras está dormido? No ocurre nada en realidad, porque el receptor de la mamada no es consciente de que eres una guarra. 
Sólo lo sabes tú. 
Por lo tanto, aquí no ha pasado nada.


Recordad, lo importante ante la duda si estás o no poniendo los cuernos a vuestro marido
es evitar siempre-siempre que todo el hongo penetre enteramente en tu boca.
Así, por ejemplo, es totalmente permisible.
Muy bien.

Si nos podemos mojigatas, entonces hasta chuparle un dedo a un tío sería 
romper tus votos matrimoniales.



¿Qué diferencia hay 
entre un dedo y una polla? 
Son extremidades corporales, ¿no?




Yo no veo la diferencia, la verdad.
¿Tú sí?


Por esa sencilla regla de tres, si te metes una botella de champagne recién abierta dentro de la boca para evitar que se desperdicie la espuma eres la ramera de Babilonia, ¿no?



Pero si ya te apetece mamar con un poco más de libertad y dedicación, 
es más decente teniendo a tu esposo al teléfono. Hazme caso.


Él está escuchando perfectamente las burbujeantes maniobras de tu boca húmeda.
 Que interprete lo que quiera. 
Simplemente te están
 metiendo algo en la boca.
Tú no estás ocultándole nada.
¿Véis la diferencia?


Yo no. 


Repito, no hace falta solicitar una Bendición Apostólica al Papa
si de vez en cuando mordisqueamos una preciosa polla y la mamamos un poquitín. 





Por cierto...Uff, qué pollón más cabezón, ¿no? Así es perfecto. 
Si tienes la suerte de encontrarte con un buen ejemplar de rebozuelo como esta nena, te resultará más fácil meterte más porción en la boca sin traspasar el límite de la honradez.

A mí me encantan los hombres cabezones.
Ya me entiendes...


Pero profundicemos un poco más.
Una no va a estar mamando dildos toda vida imaginando que te está follando la cara algún carbón que te pone, con tal de serle fiel a tu amorcito por toda la eternidad, amén.



Lo creas o no, a veces tragarte un buen rabo está totalmente justificado.
Explicaré exactamente en qué circunstancias...


En primer lugar, si te fuerzan a hacerlo. Claro está.


Lógicamente, si un hombre fuerte y déspota te obliga a comerle el pollón, 
no puedes hacer nada por evitarlo. 


Tu novio ha ido al servicio en el descanso del partido y su amigo utiliza tu boca de consolador.
¿Qué vas a hacer?
Pues apartas los dientes para no hacerle daño y disfrutas un poco.
Te en cuenta que estás enteramente a su merced, ay...
Por cierto, ¡qué poco vergüenza tiene ese tío delante de toda esa gente! 
¡Quiero conocerlo! Por Dios.


Así que en casos así, no cuenta la mamada como infidelidad. 


Fíjate en esta pobre. 
Si ni siquiera la dejan respirar.
¿Cómo podría su marido reprocharle nada?


Así no hay manera de evitar tragártela entera.


Madre mía, la está usando de consolador.
Qué bruto.


Analicemos el siguiente caso.



Esa esposa podría tener los brazos entrelazados y rezando el rosario y no poder evitar comerse
 la polla del negro hasta el fondo.

Otra cosa es que ella lo esté deseando, pero técnicamente no es infiel.

Un compañero de trabajo que te lleva casa y te fuerza a comerle la polla.


¿Qué va hacer?


¿Denunciarlo por acoso?
¿Cuando vas a tener la oportunidad de meterte un rabo así en la boca y encima no ser culpable de nada?


Un hombre que se fuerce un poco a cruzar el limite me pone cachondísima.


Soy feminista, eso no está bien.
No me ponen los machistas
No me ponen los machistas.
Oooooom...


Aquí no hay un forzamiento claro, pero es casi imposible no comerte esa polla.


Así que bien.


Esta buena esposa apenas puede moverse.
¿Cómo va evitar que le follen la boca?


Mirad a esta nena. 
Le está siendo totalmente fiel a su novio, ¿lo véis?


Y a esta canija la están forzando claramente. 



Es evidente que ella sólo quería charlar un rato con un amigo. 



Bueno, aquí...

La verdad es que no podemos negar que él la está obligando a comerle la polla. 
La presión de la mano no es muy intensa, es verdad, puede que alguien malpensado puedo decir que sólo la tiene posada sobre la cabeza mientras ella realiza la felación voluntariamente, pero es discutible. En cualquier caso, aún estamos en el límite de lo justificable. 


Esto...


Bueno, mira...
 Aquí es el macho el que la retiene...
Si la dejara suelta se metía el morcillón hasta el fondo del esófago, la muy puta.


Oye, un momento, a la rubia no la está forzando nadie, ¿o son imaginaciones mías?

Esos ojos de pánico no cuelan, nena...

Espera...

Joder, qué pollón, ¿no? Vale, no pasas del frenillo, pero tampoco te cabría más, zorra.


Oye, ¿qué haces ahí? 


No te veo bien...



Vale, sólo estabas jugando un poco con el prepucio de esa enorme polla sin circuncidar.



Me habías asustado.



Uff, estás llegando un pelín lejos, nena. 


Creo que deberías controlarte un pelín. 
Estás mamando por encima de tus posibilidades.


¡OYE!
¿QUÉ HACES? 

Serás puta...
Y encima arrodillada...


¡Vas a borrarte el pintalabios, putón barato!



Pero bueno... ¿No me estás escuchando?
¡¡¡SÁCATE ESA POLLA DE LA BOCA INMEDITAMENTE!!!


Nada... Se os da un poco de cuartelillo y os echáis a perder.



¡Sois todas unas PUTAS!


Mira, paso de vosotras.


Estoy aquí tratando de poner un poco de cordura en vuestras vidas 
y mirad cómo me lo pagáis.

Sí, ahora hazte la inocente...


Haz lo que quieras. Venga.
Chupa.



Así, babéala.
Cómete lo que te dé la gana.
Tiro la toalla.


Así, que te follen las amígdalas...
Me da igual.


¿Se ha corrido en tu boquita de santa?
Pues me alegro. Mira, paso...



 Ahora explicárselo a tu marido. ¡Ja!

Hooooolaaaaa!!!! ¿Me escucha alguieeen??


Si te vas a emputerar completamente, al menos ten la mínima decencia de quitarte 
la alianza, zorrón.


Eso ya es otra cosa. No es tan difícil.
Ahora sigue chupando con algo más de decoro, por favor.

¿Esto es decoroso?


Mira, lo tuyo es ya vicio.
Eres una zorra sin posibilidades de rehabilitación..
Mientras no manches el sofá nuevo...


De todas formas, tampoco llegamos a ser totalmente infieles si después de practicar una felación, 
limpiamos concienzudamente todo rastro. 
Sí, esta soy yo...
También me gusta llegar al límite, pero siempre trato de que el glande se quede fuera. 
Esos milímetros es la distancia entre ser una esposa fiel a ser una puta como vosotras.



Pero, no os calentéis tampoco mucho la cabeza con el tema.
Si no hay pruebas, no hay delito. 
Así, fuera huellas. 



A ver es un poco pillarle el tranquillo y usar el sentido común. 


Pero nuestra inocencia y castidad está incluso mejor protegida si simplemente 
nos ponemos un antifaz sobre los ojos.
Si no vemos nuestro actos, somos incapaces de dirimir un conflicto moral.
Y si encima nos atan las manos,
estamos impedidas para negarnos a ningún abuso por parte de algún caballero.



Siempre podemos alegar que pensábamos que la polla que nos tragábamos era la de nuestro esposo. 



Ya, lo sé, no cuela. Sobre todo porque cualquiera la tiene más grande que ese cornudo. Lo sé, nena.




Pero ¿quién se podría atrever a decir que está cándida criatura, atada y con los ojos vendados, está cometiendo adulterio 
con este señor? 
Abre la boca, sí. Se traga la polla ajena, sí. Pero es que tampoco es tonta, vamos a ver.



Alguien malintencionado podría afirmar, por ejemplo, que esta chica puede ver perfectamente a través de la fina corbata que pretende cegarla.
 Pero ya entramos en sutilezas hipotéticas e interpretaciones variopintas.



Yo sigo opinando que es imposible saber si es tu marido o no.


A ver... No invento.

Fíjate en esta situación. 
¿Qué va a hacer ella?
Está totalmente impedida. No sabe qué está pasando.


Ups.
Madre mía. 
Se ha corrido en su boca sin miramientos. 
Típico...


Tú tranqui, corazón. 
Intenta no tragarte mucho y todo en orden. 


No podemos saber las intenciones del tío por ciencia infusa. 



¿Y esto? Pero bueno. Qué chico más malote quitándole el premio a la pobre chica, ¿no?
Es que mojo la silla con cabrones así, ufff.



Nenaaaa...



La venda. O al menos cierra los ojos, por favor. 

Da igual. Y ahora el secreto mejor guardado:

Lo más seguro para poder ser una chupapollas fiel y casta 
es hacerlo delante de tu marido. 
¡Tal cual!


Al principio se mostrará algo reacio. 
Es normal. 

Pero con el tiempo, tu marido se quedará sentadito y callado como un pasmarote. 
Te puedo garantizar. 
Fijaos en esta chica con el marido en el sofá mirando cómo se pliega delante de la polla enhiesta de otro hombre. No me digáis que no es candidata a la beatificación.



No es tu culpa que te hayas casado con un bobo sin las agallas suficientes 
para levantarse e impedir que su mujer 
le coma la polla a otro. 


Oh, sí, mírame, tontito.
¿Te gusta cómo le chupo la polla a este tío?




Seguro que tu marido pone una cara de vinagre la primera vez que te vea mamándole la polla a otro, 
pero te aseguro que esa humillación lo acabará por excitar tanto como a ti.

Es crucial el contacto visual.
Tienes que decirle con los ojos
"mira lo puta que soy y lo poco hombre que eres tú".
Tampoco está de más si le recuerdes lo pequeña que la tiene en comparación con la pedazo de polla que te estás zampando. Sé que son evidencias, pero es importante reducir su autoestima todo lo que puedas.
Eso lo doméstica y te libera de culpas.




A la segunda vez que te arrodilles delante de otro, se le pondrá dura y comenzará a masturbarse 
delante de la escena.



Te puedo asegurar que la sensación de poner erectas dos pollas tú solita te empodera un montón.


¡Le has puesto dura la polla al ganador y al perdedor al mismo tiempo!
Pocas mujeres son capaces de eso.



Pero tú eres especial y puedes hacerlo.

Madre mía, esto es lo que llamo yo callarme la boca...
Mmmm...



En efecto, ya da igual la cantidad de pollas que te tragues. 
Tú mirando a tu marido estás libre de pecado. 



Apuesto a que más de un cornudo mirón
se moriría de ganas por estar en el lugar de su esposa. 


Compartiendo contigo la polla de otro tío. 
¿Qué no? 
Claro que sí, nenas. 


 Son todos muy machotes hasta que su mujer se pone a comerse una polla más grande que la suya delante de sus narices. Te cargas los débiles pilares de su masculinidad 
y comienzan a dudar sobre su sexualidad.


Si no sirves para satisfacerme a lo mejor lo tuyo es mamar pollas. Ven aquí, nene, y prueba a lo que sabe un hombre de verdad. 
A lo mejor descubres tu verdadera vocación...


Saca la lengua un poco. 
No te preocupes. No saldrá de aquí...


Ay, el pobre está dudando. 


¡Qué mono!

Un momento...


Oh, Dios mío!! ¿Cómo te atreves a llenar la cara de tu marido con el semen de otro tío?
Pero bueno...


Ven aquí campeón y descubre por qué te pongo los cuernos. 
Sé que lo estás deseando.

Abre la boquita, venga. 
Di AAAAAA...



Uy, uy, esas bocas salivando.


No, si al final estás casada con un mariconazo...
Ya verás tú.



Y hablando de mariconadas y como pequeño adelanto del próximo capítulo de 
"No todo es infidelidad"...
El sexo anal no cuenta como cuernos.
Chimpón... Click!






















Comentarios

Entradas populares