No todo es infidelidad



¿Toda la vida conformándote con una sola polla?
Un momento.


Sobre todo si tu marido tiene esta cosita y ni si quiera se le pone ya dura.


Con los machos que hay por ahí. 


Con tantos pollones erectos y duros como el acero a tu alcance, dispuestos a hacerte feliz...




¡Dios mío me da un ataque de ansiedad solo de pensarlo!



La pregunta que millones de mujeres casadas de todo el mundo se hacen hoy en día es:

¿Es posible disfrutar de otros hombres que no sean tu marido y no ser una mujer infiel?




La respuesta es sí, nena. Sólo tienes que usar el sentido común y la mesura. 



Tranquila. Yo te daré las pautas a seguir para disfrutar de alguno que otro tío buenorro 
sin comprometer excesivamente tu fidelidad matrimonial. 



Si te paras a pensar con lógica...

¿Mirar a otros hombres 
con deseo es ser infiel?




Pues no. 
Así de simple. 
Es normal que un hombre guapo te haga fantasear un poco. 


      


Así que adelante,
 mira todo lo que quieras y más.
Pero no solo eso. 



¿Espiar al vecino negro que hace gimnasia
 sin camiseta en el jardín 
es ser una mala esposa?


Pues claro que no.

¿Acaso estamos en la Edad Media o algo así?



Muchas os preguntaréis. ¿Pero qué pasa si veo porno a través del móvil?


Y yo pregunto:
¿Qué mujer hoy en día no ha descubierto gracias a internet lo que es un hombre de verdad?



Así que relax. 

Mirar, admirar e incluso buscar deliberadamente por internet lo que no tienes en casa 
no te convierte en una adúltera. 

Nononononono...




Tenemos ojos, ¿no?
Y no es nuestra culpa que nuestros maridos sean tan poca cosa comparados con otros varones.




Que se paguen un agrandamiento de pene si nos quieren tener babeando a su lado. 

¿No?



Ahora viene un tema más delicado. 
¿Chatear con otro hombre por internet es ponerle los cuernos a tu marido?


Pues no. 


Incluso si te masturbas con alguna que otra fotopolla que te envíe algún tío de por ahí, 
tampoco tiene ninguna importancia. 


¿Flirtear con un extraño en público?
Por favor...


¿Vestirte un poco más sexy para ir a trabajar 
y llamar un poco la atención de los compañeros masculinos?
Eso se llama empoderamiento femenino, no putear.



Y aunque seas un poco más atrevida frente a tu jefe...


¿Qué más da?
Si estás buena, ¿por qué razón no ibas a presumir un poco?
¿Por respeto a tu marido? 
Ya salimos de las cuevas, creo.


Es como lo de ir al gym con leggins y sin bragas.


O al yoga mallas algo transparentes...

Hay que acabar con el machismo. Es una prioridad. Somos libres de hacer lo que queramos 
y vestir cómo queramos. 
¡Faltaría más!


Y aunque creas que no, también puedes salir sola sin tu marido por ahí. 
No te van a secuestrar, vaya. 
Puedes jugar al billar con otro hombre, ¿sabes?
No te van a meter en la cárcel por eso. 



Si casualmente te rozan con un paquete más grande que el de tu marido, 
no es culpa tuya. En todo caso un accidente involuntario.


A veces no te queda más remedio que notar el relieve abultado de otro señor
 y no por eso te has pasado al mundo de la prostitución, digo yo. 



Y anda que no da morbo notar una bien gorda rozar tus nalgas.
Eso entre nosotras. (Guiño de complicidad).





Otro tema que causa polémica entre algunos maridos retrógadas 
es que nos apuntemos a clases de Bachata. 
¡Cómo lo oyes!



Una mujer casada se apunta a clases de baile... Ohhhh! Qué crimen.


...para tener un momento para ella. Oh, injusticia!

¿Qué problema hay en eso?
¿Acaso estás tirándote a otro?
Sólo se trata de bailar para aliviar el estrés diario. 


Otro tema polémico entre el patriarcado machista y viejuno es que una
 no pueda salir una noche con sus amigas a divertirse un rato...
¡No me digas tú lo que tenemos que aguantar!



Deja que hable la genta lo que quiera. 
Lo importante es tu libertad 
y perseguir tus sueños.



Entrando ya en materia, tienes que saber lo siguiente: 

Que un hombre te toque el culo, no pulveriza tu dignidad. 



No, no eres la ramera de Babilonia por eso.
¿De acuerdo?


¿Que tu compañero de trabajo tiene la amabilidad de llevarte a casa 
y de camino te acaricia la entrepierna?


¿Qué pasa?
¿Es el Apocalipsis o algo así?


Por esa regla de tres si tu jefe te toca un poco por debajo de la mini y tú le rozas la polla estás incumpliendo con alguno de los diez mandamientos y vas directa al infierno o algo así. ¿No?


Un disparate.

Tienes que liberarte un poco de tus sentimientos heredados genéticamente de culpabilidad injustificada.
No pasa nada por hacer lo que te dé la gana.




Si un tío te manosea el culo y a ti te gusta que lo haga, ¿por qué evitarlo?



Ya sé... La moral, la mojigatería tradicional, la sociedad patriarcal, 
que si eres más puta que las gallinas, etc.



Pues tendrás que cambiar seriamente tu mentalidad, nena. No es pecado que un hombre que no sea tu marido te acaricie levemente.


¿Que te levanta la falda y te dice que tienes un culito muy follable?
¡Joder! Siéntete halagada.


¿Acaso no es un honor que el chico guapo de la oficina te toque las tetas así sin más?




No seamos hipócritas. A todas nos gusta sentirnos dominadas por un macho alfa. 
No podemos cambiar las reglas de la naturaleza.




¿Otro compañero te magrea las tetas sin pedir permiso?
Tómalo como un acercamiento habitual y necesario en el ambiente laboral.
Y disfruta de su desconsideración.


Tampoco estás rompiendo con tus votos matrimoniales si un tío te chupa las tetas.
¿Vale?


No te sientas comas el tarro porque los pezones 
 se te pongan duros.
 Estamos sólo hablando de que un hombre atractivo te está mamando las tetas, 
no que hayas matado a alguien. Hay que saber relativizar.



Y si tu jefe tiene métodos poco ortodoxos de llamar la atención a sus secretarias, ¿es tu culpa?
 ¿Vas a desobedecer a un superior?

 
No se muerde a la mano que te da de comer.
¿Estamos locas tal y como está la inflación?


Sé que alguna vez te pone a cuatro patas, pero a ver...


Ambas sabemos lo cachonda que te pones con eso. 

Así que usemos el sentido común.
Si te rozan sutilmente
por encima de las braguitas, 
ni siquiera te están tocando en realidad.



Sé que puedes ponerte caliente como una perra cuando te repasan descuidadamente los labios del coño.


Pero tú disfruta con la conciencia muy tranquila.
Está permitido. Te lo digo yo. 



Hay tíos muy osados que conocen a la perfección nuestros puntos más débiles y centran toda su atención en desarmar nuestra honorable entereza.
Pero no están comprometiendo tu respetabilidad conyugal.
Para que veas. Todos los días se aprenden cositas nuevas. ¿A qué sí?




En un mundo ideal, claro está, es que las braguitas se queden puestas. Pero oye...


...si te las bajan un poquito y te acarician inocentemente el montecito, 



tampoco hay que sonrojarse por adúltera.


Otro ejemplo cada vez más común es ir al fisio por una distensión inguinal, 
provocada por alguna sentadilla exigente en el gym. 
                                                                  Es tan habitual...


Llegar a insinuar ni siquiera lejanamente que exponerte a las manos de un profesional para combatir esa dolorosa elongación de la pelvis 
es flirtear fuera del matrimonio me pone enferma.


Encima que te machacas en el gimnasio para que tu marido te vea guapa, ¿no puedes ponerte en manos expertas para curar una simple contractura?
Es de locos, lo sé. 


Las zonas íntimas también sufren contracturas. No te sientas mal si las fuertes manos del fisio rozan accidentalmente tu clítoris.
El pobre fisio hace todo lo que puede por ti.


Si tu marido supiera lo dolorosa que es la experiencia terapéutica de ponerte en manos de un profesional tan autoexigente con su trabajo, te apoyaría totalmente. 


Unas buenas manos hacen milagros, nena.


Ahí, sí, justo ahí es dónde más lo necesitas. Lo sé. 


Esa zona debe ser tratada con más atención.

Madre mía, el negro se está desviviendo en destensar la zona afectada.
¡Qué comprometido con su trabajo!
Es muy, pero que muy profesional, ¿eh?


Lo sé, te vas a correr un poquito.
Pero tranquila. 
Un pequeño orgasmo en silencio no es nada del otro mundo.  
Y además ha sido totalmente involuntario. 
Tú no te corras a gritos y ya está. 


Tú te corres tranquilamente, que además te lo tienes bien merecido...


 y no comentes nada al fisio.
Ante todo, muy digna.


Entonces recopilando.
¿Qué un tío te sobe el coño es infidelidad?



No.


Pues tampoco lo es chuparle a un tío el dedo. Para que veas.


No lo es.
Estoy completamente segura.


¿Dos dedos? ¿Y qué?
Adelante, chúpalos. No eres una pécora por algo tan casto. 


Es una alternativa totalmente lícita, inocente y angelical 
frente a una vulgar felación indecorosa.
Totalmente. 


¿Cómo dices? 
¿Que si podrías chuparle cualquier parte del cuerpo de un hombre que no sea tu marido y aún así conservar la lealtad matrimonial?
A ver, mientras no te tragues su polla, todo va bien.


¿De qué parte del cuerpo estamos hablando exactamente, nena?


¿Los pies?
Bueno...


Eres un poco guarra, ¿no?
En fin... No, está bien. Tú sigue a lo tuyo.

Se nota que tienes práctica. 
No te juzgo. Allá cada una. 



Corramos un tupido velo y continuemos con lo nuestro. 

Ejem. 


Otra actividad permitida y que no altera tu integridad moral 
es sentarte sobre el regazo de algún hombre. 


Da igual si notas su erección. 
Disfruta de la sensación de notar lo dura que se le pone a otro hombre gracias a ti. 

Suéltate, nena.



Sé un poco mala y refriégate como una perra sobre ese paquete.

Libera la puta que tienes dentro.


Pero no te emputezcas mucho, cuidado.


Si eres un poco más atrevida, pues quedáte en medias y siéntela más cerca de tu piel. 


Mmm, una polla dura rozando tus pantimedias es algo muy excitante 
y sigues estando a años luz de la infidelidad.


Las medias son siempre nuestras grandes aliadas para mantenernos protegidas de la perfidia.
Hazme caso. 


No te rayes, nena. 
Que no estás siendo una puta descocada porque te refrieguen una polla dura por las nalgas. 
Infórmate...


Tampoco eres una furcia por manosear el torso desnudo de otro tío. 



Sobre todo si tiene abdominales. Miau. 


Sí, lámele ese cuello a ese compañero de trabajo tan narcista, y con esa barba de dos días. 

Mmm, ese olor amaderado a hombre de verdad. Te comprendo.



Te fijas siempre en los más malotes de la oficina, ¿eh?
Qué zorra eres.


El director del departamento de control. Tan exigente con el cumplimiento de las leyes de protección de datos, tan intransigente en las auditorias internas. Ains.


El chico que te trae las pesadísimas garrafas de agua a casa. 
Esa lengua joven e inquieta bañada en saliva pasional. 
Lo creas o no. Todo eso se te está permitido hacer a espaldas de tu marido. 
No le van a crecer cuernos por eso. 


Está bien.


¿Que te morreas con dos tíos al mismo tiempo?
¿Eres una esposa menos fiable porque sean dos en vez de uno?



Ay, Dios mío, cuántas bobadas machistas.
Pues, no, no, y mil veces no. 


Puedes tener la conciencia tranquila con los morreos.

Eso incluye oler, lamer y besar pectorales de extraños.


Y de no tan extraños. 


 Y, oh sorpresa, puedes tocarle el paquete a tu superior sin incumplir la promesa de amor eterno que le hiciste a tu marido delante del altar. 


¿Que te apetece averiguar si tu cuñado está mejor dotado que tu marido durante una comida familar?
Adelante, nena. Sacia tu curiosidad.
Seguro que confirmas que tiene un enorme manubrio embutido de nervios. 
Esas cosas se les nota en las caras a los tíos, ¿a que sí?


Sí, métele la mano en el pantalón. Sin problema. 
Incluso si tu marido está sentado a la misma mesa. 
Menos secretismos, menos engaños. Genial. 



Si descubres por ejemplo a un amigo de tu esposo erecto bajo los calzoncillos
 y deseas admirar su virilidad. ¿Qué malo tiene?
Si él te dice algo así como: "Esta es más gorda que la del marica de tu marido, ¿eh?"
No te ofendas por eso. En definitiva, lleva toda la razón. 


¿El mejor amigo de tu hijo?
Bueno, entramos en un terreno algo pervertido. 
Pero tampoco es una catástrofe. Es una delicia comprobar cómo les burbujea la testosterona a los niñatos cuando ven que la madre de su amiguito es una perra cachonda. 
Se les pone tan durita, ay. 


Bueno, relájate un poco. Eso ya no es tocar, eso es hacerle una paja en toda regla. 
Pero en realidad es por encima de la ropa interior y no corremos ningún riesgo. 



Técnicamente es bastante decoroso. 


Tarde o temprano, si le tocas el paquete a un tío, al final te lo descubre. 
Y entonces tenemos que tener mucho cuidado.


Es enorme, sí. 


Es un pollón, de acuerdo. Es más grande, digo, mucho más grande que la que tiene tu marido. 
Pero calma. Respira. No pierdas la compostura y cometas una locura. 


Ahora sí que entramos en un terreno peliagudo. 


Tienes que evitar a toda costa que esa hermosa polla extraña e inédita entre dentro de tu boca. 
¿Entiendes?



La tentación será muy fuerte. 
Sólo de pensar en notar dentro de tu boca una polla nueva con venas palpitantes se te derriten las glándulas salivales. Pero atención. 


Él tío te dirá que te la metas en la boca de una vez, o incluso te dirá que duda si realmente te mereces mamar una polla como la suya. Ambas cosas pondrán tu corazón a mil y tu boca se te hará agua. 
Pero tienes que ser fuerte o le pondrás los cuernos a tu marido. 
Y eso es justo lo que no queremos que ocurra. 


Tan erecta, tan cerca. 
Oh, Dios mío. Dame fuerzas. 


Quiero tragármela entera, pero no puedo. 
Qué tortura. 


No quiero ser una mujer infiel. 
Pero necesito disfrutar de una polla de verdad de vez en cuando. 


A lo mejor sólo un poco. 
NO. 
NO. 
¡No lo hagas!



Respira y párate un momento. 
No te precipites al vacío. 


Es muy duro ser una esposa respetable. 
Lo sé. Pero te ayudaré.


De nuevo las medias, nuestras grandes aliadas. 
Usa tus pies enmediados para tocar esa maravilla sin mayores implicaciones.



Una solución 10. 


Podrías estar tocándole la polla con esos preciosos pies a todo un equipo de fútbol y comulgar el domingo en misa sin remordimientos. Así de simple. 


¿Por qué te sientes mal?
Cambia el chip, nena. 


¿Sin medias tampoco es infidelidad?
¿Tú que crees?
Mira esta chica. Está en su luna de miel y le está pajeando al masajista su polla negra mientras le acaricia los huevos de toro. ¿Su marido es un cornudo por eso?



Aquí ni siquiera estás haciendo nada. 
Analicémoslo. Un señor se está masturbando solo. 
Es verdad que está usando tu hermoso cabello, que tan suave lo tienes por todo ese carísimo tratamiento Mroccanoil a base de aceite de argán infusionado que usas,
 para darse un autoplacer añadido. ¿Y qué? 
¿Tú ni siquiera tomas partido de su pervertida obsesión por tu pelo?
No tienes culpa de que lo tengas tan bonito que atraiga a los hombres hasta ese punto.  



Hay hombres tan originales.




A ver qué está ocurriendo aquí. 
Una chica está haciéndole una descuidada paja a un desconocido en el cine aprovechando que su novio ha tenido que ir al lavabo. Para empezar, no está casada. Sólo prometida. Y aunque lo estuviera. Si la pobre está sólo pendiente de lo que pasa en la gran pantalla. 


Eres masajijasta y te toca aliviarle la contractura a un deportista...
Espera..


Dios, qué pollón, ¿no?
Y además tan aceitosa y brillante.
Ufff. 


Es solo un masaje terapéutico, ¿ves?
Nada más que un masaje necesario para bajar la inflamación de esa...



Joder, qué maravilla de polla. 
Uhhh.


Ya veo que de tanto agitar esa enormidad está empezando a babear un poquito de presemen y todo. 
No te preocupes. 


Sólo quieres aliviarle esa tensión. Es tu trabajo. 
En realidad ni siquiera lo estás disfrutando...
¿No?


Otra fantástica solución para gozar de una buena polla sin extralimitaciones es el titsjob. 


Claro que tienes que tener unas buenas tetas para eso. 
Wow. 


El hombre no invade ninguna de tus pondorosas cavidades. 
¿Ves?

Hay que tener un poco de precaución de que la polla no se te acerque demasiado a la boca
 para evitar la tentación de mamarla en un desliz. 
Porque la boca es, digamos, el horizonte de sucesos que limita la fidelidad del puterío. 


Puedes tranquilamente soplarle la polla a cualquier tío. 
Es una práctica muy excitante y libre de culpa.



Ay, mira qué mono. 
Este varón está castigando a una afortunada golpeando su polla contra su boca / cara. 
Totalmente inofensivo. 


Mira cómo se autoflagela esta tipa con este mástil imponente. 


Joder, menuda zorra con suerte. 
Pero no existe ninguna señal de vileza. 
Pura como Sita, vaya.


Refrecarte el pollón por tus labios babosos. 
Permitido. 


¿Darle un besito suave y bonito en la polla a un tío?


Dios mío, qué cucada. 
Muero de amor. 



Es tan tierno y dócil que nadie se atrevería de tachar de acto venéreo. 


Un lametazo también está autorizado. 


Pero qué besito más lovely. 
Es puro amor, osea. 



A ver si te vas a enamorar, zorrón. 



Un poco de cuidado con esa leve abertura labial. 
Estás al borde. Mejor mantén la boquita cerrada, nena, 
si quieres conservar algo de decentcia. 


¿Ves? Así está muy bien. Besitos inofensivos y seguros. 



Esto es mucho más peligroso. 
Estás a punto de cruzar la línea del recato a la depravación.
Ojo. 


Esto ya es otra cosa. 
¿Comprendes la diferencia?



Desvívete a besos con esa polla nena. 



Ríndele pleitesía sin límites con todo el besuqueo que te plazca. 


All you need is love.




Esto ya raya en el romanticismo más decimonónico, parfavá


Esto ya es una declaración de amor, neni. 
Eres la milk, tía. 


Una buena lamida, oh sí. 





Aprobada. 


Uy, muy jugetona y creativa, pero para nada putón. 
Aceptable. 




Esa lengua, por favor.


Un poco viciosa, pero pasable. 



Ay, qué dulzura de lami-besito en los huevos. 



Es muy porfiplís. Me súper encanta. 


¿Le estás lamiendo el culo?
Bueno, qué te digo. 


Una cochinada que podríamos considerar una infracción leve.
No es que seas una guarra infiel por eso, ojo. 
Entiéndeme. 


Le has cogido gusto a comerle el culo a cualquiera por lo que veo. 


Sí puedes controlarlo un pelín, sería mejor. 

Pero serás puta...
De todas formas no hay motivo de pánico tampoco. 
No del todo. 


Recrearte en el lamer el glande es una prueba de fuego a tu lealtad conyugal. 


Cualquier milímitro importa. 


Morder no es mamar, por ejemplo. 


Esto ya...
No veo bien qué porción de polla te estás metiendo entre los labios, pero...



Es un terreno muy peligroso.


Te estás recreando demasiado en el glande. Cuidado. 


No te la estás metiendo en la boca, es cierto.


Pero cualquier descuido o cualquier movimiento malintencionado del tío podría acabar con la polla clavada hasta la traquea y 
joderte todo tu esfuerzo por conservar tu integridad de esposa leal que respeta a su marido.


Dios mío.


Estás jugando con fuego, putita, sal de ahí. 


Uy, te estás quemando. 


Dios mío. 
¿Qué haces?


Te la van a meter hasta los cojones como sigas por ahí. 


No, no, no. No, porfita, no. 




¡Saca esa polla de tu boca, ahora mismo, puta barata!


Ese tío ya se ha venido arriba. 


Ahora ya no lo sacas de ahí tan fácilmente. 
Te tiene bien cogida.


Olvidémoslo. Aquí no ha pasado nada.

A ver se me explico. No queremos que tu marido sea un cornudo.
  



¿En eso estamos de acuerdo? Vale. 
Así que si tantas ganas tienes de meterte otra polla en la boca,
 al menos hazlo por encima de los slips, nena. 




Eso ya es otra cosa. Sí, refriégate tranquila. 


Chupa lo que quieras. Ahora sí estás siendo decorosa.
Si alguna ofendidita te dice que es cornear a tu marido, 
le dices de mi parte que...



que no estás muy equivocada...



NO LO ES. 
NO. 


Al menos no teóricamente. 
¿Me explico?





¿O esta chica le está faltando el respeto a su novio 
por estar babeándole los calconzillos de un negro dotadísimo?
¿A que no?


Así, muy bien. Estás sintiendo una polla inédita en tu boca
sin hacer nada malo. 


Ni un leve indicio de infidelidad. 
¡Qué inteligente!


Hacer esto es más inocente...



...que comerte un plátano guiñándole un ojo a tu padrasto con tu madre delante.
Eso es de ser muy puta, perdona. 


No vas a comparar esa viciosidad con que esto esto. 
Cada uno a lo suyo. 
¿Que mientras tanto os decís todas las cochinadas imaginables?
¿Y qué?


Estoa ya roza el puritanismo, osea. 




Y encima con tus medias "aliadas". 


Ni las monjas, vaya. 


Si tienes tus pantimedias puestas, estás totalmente a salvo de cometer un atropello moral. 


Déjate follar las medias, claro que sí. 


Oye, qué creativa eres, ¿no?


Tienes las braguitas puestas, tranquila. 


Nada. 

No te vengas muy arriba y ya está. 


Otro tema importante es lo que pasa si te comen el coño. 
Pues mira. 
Pantimedias y punto. 


Esto... Bueno. 


Mira, tampoco se trata de que te beatifiquen, nena.
Sí un chico guapo te quiere comer el coño, 
no le vas a poner una pistola en la cabeza para imperdírselo.  
Olvídalo, anda. 



Sigamos. 
Si esto es follar que bajo Dios y lo vea.


Tú con tus pantimedias puestas eran una santa.
Recuérdalo. 


Que no. 
Que no es sexo. 
Madre mía. 


¿Otro hombre está dentro de ti?
¿No?


Pues ya está...
Ayyyy...


Sí, es normal excitarse. 


Es noraml que tengas la lejana sensación de que estar follando con otro que no es tu marido.


Pero con medias, bragas y la falda aún puesta es como tomar un café con un ex. 
Nada de nada. 


Sí, él querrá metértela hasta el cuello uterino, no lo niego.
Pero la decencia de tus medias se lo impiden. 


¿Y qué pasa si no llevas medias puestas?
¿Acaso esto se puede considerar una penetración?


No me seas dramática, nena.
Por favor. 


Llevas las bragas puestas, ¿no?
Pues ya está. 


¿Sin bragas?
Eh...



Bueno, estás un poco más expuesta. 
Pero nada, relax.


A ver, no tan rápido. Ten cuidado con eso. 



Ejem...



Más inocente es compartir una ducha, sí, mejor eso. 


¿Quién no fantasea con otra persona mientras se ducha?


Volvemos al riesgo de refregarnos la polla por el coño según veo. 


Bueno, nena. Mientras no te la meta, vamos bien. 


Hay que acabar con autoinfligirnos constamente culpas heredadas por esta sociedad machista. 


Esto no tiene absolutamente nada que ver con follar con otro tío. 
Que venga un sexólogo a desmentirlo, a ver si es capaz.



Y esto tampoco.


Uy, cuidadín. 


Toma precauciones, por favor. 


Esto ya...


Madre mía, te podrías correr en cualquier momento.


¿Esto es serle fiel a tu marido?
Pffff. Bueno.



Por Dios, ¿te la ha metido?
Reprímete, puta.



Yo no he visto nada malo en esa caricia, en serio.


¡El culo! Pon más atención, neni. No te abras tanto, pedazo de puta. 




Me vas a matar de susto.


No te ha desfondado el recto porque él no ha querido, vaya. 
Te un poco más de recato, zorrón. 


Esto no es ser infiel. 
Estamos muy al límite, pero no veo ningúna intención clara de ponerle los cuernos a tu marido. 
Que no cunda el pánico. 



Ehhh...


¿Eso es semen?
Semen de otro tío entre tus muslos. 
Bueno, no te agobies. Es normal. 
Luego te cuento qué hacer ante las inevitables eyaculaciones accidentales.


Yo creo que ya hemos aprendido todas lo que hay que evitar para no ser una puta adúltera enviciada.


Todo estas cositas están permitidas y son inofensivas. 


Uhhh.


Puedes jugar un poco con el fuego y llegar al límite, límite. 





Pero no te pases, putón. 



La veo dentro en cualquier momento. 
Cuidado.



Así es más seguro. 
Muy buena chica.


Esto sí es ser una buena esposa, ¿ves?
Estás sólo frotando tu coño húmedo sobre una polla más grande que la de tu marido. 
Eso te honra. 


Eso ya no. 
Estás pidiéndole a gritos que te empotre. 
Eso ya es de puta de polígono. 
Eso no. 


¿Ves? 

Esto pasa. 
Los tíos se corren cuando los calientas tanto.



Ay, que al final vas para puta.


Pero no te preocupes, esto lo arreglamos. 
Olvidemos lo ocurrido. 


De nuevo esa manía de bordear el peligro. 


Bueno, te gusta el peligro y eso no es tu culpa. 


Espera un momento. 


¡Nena!
¿Qué haces?




No sé qué decir. Lo veo un poco...


... too much. 
¿No?


Ay. 



Se la ha metido, ¿no?


Pero ha sido sólo un poco. Es completamente perdonable. 

Mira, esto ya...


Déjalo. Fóllatelo si quieres, ya da igual. 


Si ya te la está metiendo prácticamente. 




Bueno, mira una vez no pasa nada. 


Uy, no tan al fondo. 



Bueno, no dramaticemos. 
Te ha metido la polla hasta el desfondarte el cuelo uterino. 
Queda entre tú y ese machote. Punto. 



Venga, vale. Una penetración por necesidad. No eres infiel teóricamente. 


Mientras esté follando a todas horas, no hay cuernos.

Oye, que no vamos para monjas. 
¿Vale?

 

Demasiadas precauciones estás tomando. 


Aunque te la meta un poquito tampoco es el fin del mundo. 
Digo, sí, no, no eres infiel a tu marido por ninguna de estas prácticas. 
Estoy segura. 


Ahora entremos a tratar uno de los temas más polémicos del tema fidelidad /infidelidad.

La eyaculación masculina.  


Antes de que salten todas las alarmas, 
veamos qué dice nuestra socorrida Wikipedia sobre la eyaculación:

La eyaculación es la expulsión de un fluido biológico, cerca o en el momento del orgasmo.
El término se refiere principalmente a la expulsión o emisión de semen a través del pene.

Ya está. Tú no puedes cambiar la biología masculina. 
Los tíos se corren si le sobas mucho la polla, aunque se de la forma más inocente. 


Entonces, ¿qué se corra un tío es culpa nuestra?
Hasta ahí podríamos llegar. 


Lo ideal. Que la inevitable polución ocurre en zonas neutrales. 
Claro está. 

Tus piernas. 


Tus pies
(con medias mejor)



Sin medias, también es admisible. 


Pero sobre las medias es como más casto, ya sabes. 


No puede haber nada más inocente que esta imagen. 
Comulgar es más pervertido. 


Aquí imitamos lejanamente una inseminación. 
Nada, pura escenificación teatral. 



Puede pasar que si le estás lamiendo la polla a un tío, este se corra sin avisar. 
Son así. 



Son hombres. 
No los vas a cambiar. 


Antes de que se corran cerca de tu boca es preferible en cualquier otro sítio, lógicamente. 
Échale imaginación. 


A mí, que un tío se corra sobre tu pelo me parece de lo más rococó. 

Es tan artístico. 


Es un poco como "arruina mis horas de peluquería, por favor".

Es sexy. 


Esto no es nada. 



Tampoco. Nada de nada. 


Procura no lamer ninguna gota. 
No me seas puta, anda. 



Tienes una reputación. 
No pierdas tu dignidad, zorrón. 


Que se corre sobre el colgate que te regaló tu marido para vuestro aniversario puede tener una leve conotación simbólica de usurpación del territorio sentimental. 
Pero nada más. 


Tiene su morbo y si le duele a alguien, a llorar a la llorería. 


La boca... Cuidado con la boca. 


Bueno, es la forma que tienen los machos de marcar el territorio.
Son como perritos. 
Son así de primitivos. Les hace ilusión. 
Déjalos, total. 


Mientras no te quedes embarazada... Pfff.


Esto sí es más problemático. 
Que se corran cerca de tu boca. 



Pero es como todo. 
Con precaución de que no te entre en la boca, no hay nada de qué preocuparse. 



Vamos, que pocas mujeres toman tantas precauciones por respeto a su marido. 
Que te vas a llevar el nobel a la fidelidad, vaya. 



Ya sólo faltaba que se corrieron los tíos con un cristal por medio para no salpicarte. 




Dime tú qué diferencia hay entre tener cerca a una polla eyaculando 


y abrir descuidadamente un champán carísimo. 
Creo que lo del champán tiene más delito, fíjate.
Qué desperdicio, por favor. 


Esto es mucho menos dañino para tu matrimonio. 


¿Cómo puede haber alguien que contradiga una obviedad así?



No acerques tanto la lengua, nena. 


Espera...


¡Oye!


¡Se están corriendo en la boca de la puta de tu mujer! 
¡Serás cornudo! 


¿He dicho cornudo? ¿La puta de tu mujer?
No, me he confundido, sorry. 

No hay nada de eso. 
Realmente.


Mira la pobre como se tapa la boca cuando se corren sobre su cara para no deshonrarte.
Es encomiable. No todas las esposas llegan a ser tan prudentes. 


Ahí va mi aplauso por un matrimonio unido y leal.


Un poco de semen en la cara no es peor que 



un pequeño accidente con la mayonesa.


O con la respostería...


Sin drama. 


Todo es muy natural.


Sí, lo sé. Te mueres por probar el sabor de un hombre de verdad. 


Esa tibia sabrosidad de fortaleza y masculinidad.


Tal vez si te tragas un poco tampoco es un cataclismo.
Pero no abuses, que te envicias.


Tu piensa que si derramaran champán sobre tu cara, 
estarías siendo menos responsable e indecorosa. 


Ya está. Deja ya de golosinear, guarra.


Vamos que lo estás haciendo muy bien. 


Todas nos manchamos alguna vez por pura torpeza.


Lo importante es mantener tu reputación intacta y ser una esposa ejemplar. 


Un fuerte aplauso para todas esas mujeres que cumplen a diario con su lealtad a su maridos que una vez les prometieron frente al altar. 
Sois auténticas heroínas.


Y si después le lengüetear pollas, huevos y demás por ahí
 os limpias un poquito la boca antes de volver a casa con vuestra familia, 
ya estais emulando a una monja de clausura. 
¡Bravo! 






































































Comentarios

Entradas populares